La diferencia entre que un sueño se quede en algo personal y que se convierta en una forma de vida está en la interacción con los demás.
Y la forma de interactuar con los demás tiene mucho que ver con nuestra autovaloración.
No tenemos por qué ser expertos en todo, a veces, basta con ser facilitadores para otras personas. También podemos ser los impulsores de una cosa nueva a aprender, los «estudiantes líderes», es decir, los que van en cabeza aprendiendo sobre algo y facilitando el camino a otros.
La utilidad es algo muy variado. Sólo has de pensar en qué, de lo que quieres hacer, puede ayudar a los demás, de forma concreta.
Es más importante la honestidad que el pretender ser un experto, si no lo eres. Y también valorar realmente lo que sabes hacer, porque te puede sorprender.
Para ayudarte puedes hacer estos ejercicios:
- Piensa en todo aquello que se te da bien, en lo que has estado estudiando, investigando o que ha sido tu afición durante años. Todo esto pueden ser puntos de experiencia.
- Después, haz una lista de cosas en las que no eres experto/a pero de las que sabes suficiente o tienes suficientes contactos como para facilitar a otros el camino. ¿Te gusta investigar, buscar? A veces, la gente lo que necesita es que, en este mar de información, alguien les pueda guiar hacia las opciones más útiles para ellos.
- Por último, considera todo lo que aún no sabes pero te encantaría aprender, porque ahí tienes temas importantes en los que podrías formar grupos de aprendizaje o guiar a otros, a la vez que tú aprendes también.
Después, para cada punto, trata de ver acciones concretas que podrían ser útiles a otros.
¿En cuál de ellas te resulta más sencillo ver su utilidad?
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Si entiendes inglés, te recomiendo el curso «Choosing a Topic» de Corbett Barr en Fizzle. Habla sobre temas para blogs, pero sus ideas son perfectamente extensibles a la elección de un sueño que seguir.